Los 8.000 millones de personas que habitamos el mundo necesitamos alimentarnos diariamente, lo que convierte la producción de alimentos en un importante desafío para nuestra sociedad actual. Este reto es aún mayor cuando se busca que esta producción sea sostenible. La agricultura ecológica, también llamada orgánica o biológica, es un método de producción agrícola cuyo objetivo es obtener alimentos utilizando procesos y recursos naturales.
Esto significa que se descarta el uso de químicos fertilizantes, hormonas, organismos modificados genéticamente o prácticas que puedan ser nocivas para los alimentos y el medioambiente. Por ello, los productores ecológicos deben adoptar nuevas técnicas para mantener la fertilidad del suelo sin perjudicar el entorno.
¿Qué beneficios tiene la agricultura ecológica?
Las técnicas de la agricultura sostenible tienen ventajas tanto para la salud de los consumidores como para el medioambiente, además de para los alimentos. Estos son algunos de ellos:
- Conserva la calidad de los suelos: la agricultura ecológica aumenta la fertilidad del suelo y favorece su biodiversidad. Esto se logra mediante el empleo de la rotación de cultivos, el compostaje y la labranza mínima.
- Contamina menos el agua y el aire: como no se utilizan productos sintéticos, se reduce la contaminación del agua subterránea. Además, previene la emisión de gases de efecto invernadero asociados con la producción de estos químicos.
- Apoyo a la economía local: las producciones ecológicas suelen operar a menor escala y, además, favorecen la economía rural.
- Mejora la calidad de los alimentos: los alimentos orgánicos suelen contener niveles más altos de nutrientes que los convencionales.
De cualquier forma, es importante destacar que, al no utilizar productos químicos y tener que pasar por controles de calidad superiores, el precio de los alimentos ecológicos suele encarecerse.
¿Cómo se distinguen los productos de agricultura ecológica?
Los alimentos orgánicos producidos y comercializados en la Unión Europea (UE) comparten una identidad visual común a través del logotipo ecológico, llamado Euro Hoja. Este sello certifica que los alimentos han pasado por estrictos controles periódicos de producción, transporte y almacenamiento establecidos por la UE.
En cuanto a España, la gestión de las etiquetas es más complicada. Cada comunidad autónoma tiene una entidad de certificación propia. De esta manera, cada una de ellas expide su propio sello distintivo para identificar los alimentos producidos de manera ecológica en cada territorio.
España se encuentra en el top 10 mundial de los países con mayor producción orgánica, y actualmente el 11% de la superficie agrícola útil es ecológica. Lo cierto es que cada vez son más los agricultores que deciden apostar por este sistema, y apunta a ser la agricultura del futuro.