Fidalgo, formado en la Universidad de Valladolid, recuerda con gratitud a dos profesores exigentes que marcaron su camino profesional. Desde el inicio, tuvo claro que su vocación estaba en la cirugía, optando inicialmente por cirugía ortopédica, cirugía torácica y neurocirugía, para finalmente especializarse en traumatología.
Tras su etapa en el sindicalismo, regresó al Hospital La Paz, al que considera su casa. Durante su tiempo en CCOO, nunca perdió el vínculo con su equipo médico. “Incluso cuando intenté dejar el sindicato, me animaron a seguir, convencidos de que podía hacer más por ellos desde allí que en el hospital”, recuerda.
En esta conversación, Fidalgo también profundiza en su experiencia organizando sesiones médicas donde se abordaban tanto metodologías como distintas especialidades, contribuyendo así a la formación y evolución del sector sanitario.
Las relaciones sociales y el papel de la mujer
Reflexionando sobre la sociedad y el papel de la mujer, José María Fidalgo recuerda su experiencia en el ámbito sindical y destaca cómo, en su equipo, “todos éramos hombres, salvo Cristina de Lima, una gran amiga. Al final, toda la sección giraba en torno a ella porque era quien mejor organizaba todo”. Para él, las mujeres poseen habilidades que las diferencian: “Tienen una mayor capacidad de observación, detectan detalles que a los hombres se nos escapan, se centran rápidamente en lo esencial y evitan distracciones innecesarias. Además, generan mucha seguridad a su alrededor”.
En cuanto a la medicina, Fidalgo la compara con el alto rendimiento deportivo: “Es una profesión que requiere una dedicación similar a la de un atleta”. En el Hospital La Paz vivió su primera gran reivindicación sindical, cuando él y su equipo impulsaron mejoras laborales para los médicos residentes. “El sistema era arcaico: pedíamos un contrato laboral, el pago de las guardias y formar parte de la comisión de selección del personal. ¿El resultado? Logramos que todos los hospitales de España fueran a la huelga”. Sin embargo, el éxito tuvo un precio: “Cuando se resolvió el conflicto, enviaron cartas de readmisión a todo el mundo, excepto a los cinco que consideraban los líderes de la protesta. Nos dejaron fuera”.
El sindicalismo según José María Fidalgo
Fue en ese momento cuando Fidalgo decidió afiliarse a Comisiones Obreras. Para él, lo que habían logrado hasta entonces era importante, pero aún quedaba mucho por hacer. “La coordinadora no era suficiente. Había que dar un paso más, afiliarse a los sindicatos y hacerles entender la relevancia de lo que estábamos defendiendo”.
Sobre los avances tecnológicos y su impacto en la sociedad, Fidalgo lo tiene claro: “A quienes se preguntan qué va a pasar, les diría que ocurrirá lo que nosotros decidamos que ocurra. Pero para eso, primero hay que creer que podemos influir en ello. La tecnología no debe darnos miedo, sino que debemos aprender a controlarla”.
Esta reflexión lo lleva a hablar sobre el liderazgo. En su opinión, siempre ha habido líderes porque las tradiciones tienden a concentrar el conocimiento y el poder en unas pocas manos. Pero, ¿cómo se forman los líderes? “Creo que una de las mejores maneras es garantizar que cualquier joven, sea chico o chica, tenga las mismas oportunidades de educación que tuvimos nosotros”.
Para cerrar la conversación, Fidalgo deja clara su postura: “No me considero un revolucionario, porque creo que las revoluciones muchas veces terminan dando paso a la contrarrevolución. Pero sí soy una persona que rompe con lo establecido cuando es necesario. Al final, lo que importa es que todo el mundo tenga las mismas oportunidades”.