Con la llegada del verano, empiezan a aparecer también las enfermedades más típicas de esta época del año. Las altas temperaturas, la exposición al sol o los periodos prolongados en las piscinas y playas son algunos factores de riesgo que pueden propiciar ciertas dolencias.
Patologías habituales en verano
Para poder tratar estas afecciones, es necesario que antes sepamos cuales son aquellas que se producen con mayor frecuencia durante la época estival.
Con motivo de las altas temperaturas, son muy frecuentes las dolencias asociadas a las olas de calor, como las insolaciones o deshidrataciones. El cuerpo pierde agua, y puede provocar fiebre, mareos o sudores, entre otros síntomas. Para combatir estos inconvenientes es fundamental que nos mantengamos bien hidratados en todo momento y que evitemos largas exposiciones al sol. Los niños y ancianos suelen ser más propensos a sufrirlos, con lo cual se debe tener especial cuidado en estos casos.
Por otra parte, la exposición prolongada a los rayos UVA de forma prolongada puede provocar quemaduras en la piel y manchas solares. Hay que tener mucho cuidado, ya que esta conducta puede tener consecuencias muy graves a largo plazo, como el temido melanoma. Por ello, es necesaria la utilización de protectores solares en todo momento y se recomienda evitar el exceso de sol, especialmente al mediodía. Además, también es conveniente que después de tomar el sol hidratemos la piel con cremas aftersun.
Otra de las enfermedades con las que se debe tener cuidado durante el verano son los hongos, especialmente el denominado pie de atleta. Este tipo de infecciones surge en zonas húmedas y cálidas, por lo que las piscinas es uno de los principales focos donde prosperan. Para evitarlos se recomienda el uso de chanclas o zapatillas, tanto en las piscinas como en las duchas. También se recomienda secarse bien los pies y no compartir toalla ni calzado.
Asimismo, debido al aumento del contacto con el agua es frecuente que se presenten casos de otitis. Para prevenir esta infección es recomendable bañarse con tapones y secarse bien los oídos al salir del agua.
Otras enfermedades frecuentes
En verano, la cantidad de insectos aumenta y con ella también el número de picaduras de insectos que pueden causar inflamaciones, algunas de ellas se pueden prevenir utilizando algún tipo de repelente.
Por otro lado, las enfermedades relacionadas con el aparato digestivo también aumentan. Las elevadas temperaturas o la falta de higiene provocan que aparezcan bacterias o parásitos en los alimentos y en el agua, que pueden derivar en síntomas como diarreas, mareos o dolores de cabeza. Los alimentos deben manipularse correctamente, si se trata de frutas y verduras tenemos que lavarlas correctamente y conservarlas bien refrigeradas.
Durante la época estival también se producen más alteraciones del sueño. El calor y la luz del verano provocan mayor dificultad a la hora de dormir. Además, el uso de aparatos como el aire acondicionado producen sequedad, con lo cual no es conveniente encenderlos por la noche. Por ello, para intentar conciliar el sueño, podemos llevar a cabo una serie de medidas como intentar relajarnos y no dormir muy arropados.
Si tenemos alguna duda ante cualquiera de estas patologías, debemos consultar a un especialista y él nos informará y nos dará una serie de consejos acerca de la misma.
Recuerda:
- Para evitar insolaciones y deshidrataciones, es fundamental mantenerse bien hidratado en todo momento y evitar largas exposiciones al sol.
- La exposición larga y directa a los rayos UVA puede provocar quemaduras en la piel y manchas solares. Hay que tener mucho cuidado, ya que esta conducta puede tener consecuencias muy graves a largo plazo, como el temido melanoma.
- Las enfermedades relacionadas con el aparato digestivo también crecen durante los meses de verano. Las elevadas temperaturas o la falta de higiene provocan que aparezcan bacterias o parásitos en los alimentos y en el agua.