El invierno y la llegada del frío hacen que nuestras defensas bajen y seamos más propensos a sufrir enfermedades infecciosas como la bronquitis o la neumonía. Dolor de cabeza, exceso de mucosidad, ojos lagrimosos y fiebre son solo algunos de los síntomas que nos alertan del contagio, pero ¿cómo distinguirlas?
Bronquitis
Es una enfermedad infecciosa y respiratoria que provoca una inflamación de los tubos bronquiales. En la mayoría de ocasiones está originada por un virus cómo el de la gripe, por una bacteria o un agente irritante. Por su parte, la bronquitis aguda es altamente contagiosa y sus síntomas tardan varios días o incluso semanas en desaparecer. Esta circunstancia en el caso de los fumadores se agrava ya que la enfermedad puede convertirse en crónica y durar meses o años.
Los síntomas de la bronquitis varían según el paciente. No obstante algunos de ellos se manifiestan a través de:
- La aparición de mucosidad de color blanquecino, amarillo o verdoso.
- Dificultad para respirar, presión en la zona torácica o ardor y fatiga.
- Escalofríos e incluso fiebre.
Neumonía
Es una enfermedad respiratoria grave que origina una inflamación en los pulmones. Está causada por una bacteria o un virus y en determinados casos puede estar derivada de una bronquitis. En este último caso, la bacteria originaria se multiplica, agravándose y derivando en una neumonía.
Esta patología puede ser mortal entre la población de riesgo aunque, actualmente, gracias a los tratamientos su tasa de mortandad es muy reducida.
Sus síntomas son similares a los de la gripe. Los más comunes son:
- Tos aguda y flemas, las cuales pueden estar teñidas de sangre.
- Escalofríos y fiebre elevada.
- Dolor penetrante en el pecho y costado que en ocasiones puede complicar la respiración y causarnos una sensación de ahogo. En los casos más graves también provoca dolor muscular y de hueso.
Factores de riesgo
Hay ciertas circunstancias que propician el contagio de estas enfermedades, por ejemplo el caso de que padezcamos enfermedades respiratorias, pulmonares y/o cardiacas. Otros factores que facilitan la infestación son:
- El tabaco. Si fumamos somos más proclives a sufrir una reducción de nuestra cavidad pulmonar y esto deriva en el padecimiento de otras enfermedades.
- Pertenecer a la población de riesgo, es decir: los enfermos crónicos, los niños y los ancianos.
- La diabetes. Esto se debe a que el azúcar en la sangre suele atacar la producción de nuestras defensas, las cuales entran en un proceso de hibernación. En este sentido nuestro cuerpo no responde como el de una persona sana, por lo que una gripe podría derivar en algo más grave como la neumonía.
El principal sistema de prevención para estas enfermedades es la vacunación antigripal y contra el neumococo. Así mismo, evitar el frío, llevar una alimentación sana y un estilo de vida saludable son factores que refuerzan el sistema inmunitario, evitando el contagio de estas enfermedades. Otra recomendación es evitar el tabaco y utilizar maquinas depuradoras de aire. En el caso de que no podamos evitar el contagio es necesario visitar al especialista y evitar la automedicación.
Recuerda:
- La bronquitis y la neumonía son enfermedades respiratorias y contagiosas.
- Entre sus síntomas están: incremento de la mucosidad, fiebre y dolor torácico.
- No fumar, vacunarse y llevar un estilo de vida sano son factores que reducen los riesgos.