Uno de los trastornos digestivos más molestos e incómodos, son los gases. Las razones por las que pueden aparecer son variadas pero una de las más comunes es la alimentación. Además, durante la época estival cambiamos nuestros horarios y nuestra dieta por lo que las flatulencias son muy normales en el verano.
Qué son los gases
La aerofagia se refiere al aire que tragamos cuando realizamos actividades cotidianas como comer, beber, mascar chicle, fumar o simplemente respirar. Este exceso de gas se acumula en nuestro aparato digestivo, lo que se traduce en eructos, hinchazón abdominal y ventosidades. Los gases no suelen ser graves para nuestra salud, aunque por culpa de este exceso de gas las paredes del intestino son más sensibles a la distensión, por lo que las flatulencias pueden llegar a ser muy doloras.
Por otro lado, ciertas comidas conocidas como “alimentos flatulentos” también pueden provocarnos estas ventosidades. Los alimentos que más gases producen son los lácteos, hortalizas, legumbres, bebidas gaseosas, las coles y las frutas.
Los síntomas más comunes de esta molesta afección son:
- Eructar: no obstante, hacerlo de vez en cuando, especialmente durante y después de las comidas, es normal.
- Expulsar más gases de lo habitual.
- Distensión abdominal o sensación de llenura e hinchazón, sobre todo después de comer.
- Dolor o malestar en el abdomen.
- Punzadas en el pecho.
Causas de los gases y cómo acabar con ellos
Debemos diferenciar entre gases estomacales, causados por la estimulación de las bacterias intestinales que se ven afectadas por diversos agentes externos, y los gases intestinales, producidos por malos hábitos dietéticos.
Las causas de los gases estomacales pueden ser:
- Desequilibrio en la flora bacteriana de nuestro cuerpo causada por enfermedades como una gastroenteritis o infecciones. En este caso lo más recomendable es tomar probióticos para regular el correcto funcionamiento de nuestra tripa.
- Comer demasiado rápido: por lo que nuestro cuerpo no asimila bien todos los alimentos.
- Consumo excesivo de lácteos o intolerancia a los mismos: la edad y la exposición continua a algunos factores pueden disminuir los niveles de la enzima lactasa, responsable de ayudar a digerir los productos lácteos. Una alternativa son las bebidas vegetales o libres de lactosa.
- Los cambios hormonales como los sufridos durante la ovulación o periodo, menopausia, o algunas enfermedades de tipo hormonal, pueden favorecer la aparición de los gases. Para controlarlos debemos realizar actividad física y consumir mucha agua.
- Trastornos como la celiaquía u otras alergias alimentarias pueden provocar grandes flatulencias ya que estas condiciones pueden dañar nuestro intestino delgado. Lo mejor es no comer en unos días lo que creemos que nos sienta mal y acudir al médico.
- Si sufrimos de estreñimiento y los desechos se quedan retenidos en el colon, la flora bacteriana se altera y se produce más gas de lo normal. Comer alimentos con fibra y beber mucha agua, nos ayudará a mejorar nuestro tránsito.
En cuanto a los gases intestinales, sus causas son más sencillas y se resumen en el consumo de algunos alimentos como alubias, habas, judías o el brócoli, comer demasiado, una masticación incorrecta de los alimentos, comer con la boca abierta, consumir muchos chicles, beber refrescos con gas, fumar o consumir algunos medicamentos como laxantes o ansiolíticos. El estrés y la ansiedad también pueden provocarnos flatulencias de este tipo.
Recuerda:
- Los gases no son una dolencia grave, pero pueden ser incómodos y muy desagradables.
- Ciertos alimentos como la fruta y las coles, pueden provocarnos flatulencias. Otras causas de este problema son el consumo de ciertos medicamentos o alergias alimentarias.
- Si los gases persisten pueden ser la causa de algo más grave, por lo que debemos acudir al médico.