Dicen que Carlos V solía comer a solas por la vergüenza que le daba ser visto en público masticando. Al igual que el resto de Habsburgo, el emperador español contaba con un prominente mentón que le causaba grandes complejos. Se trata del prognatismo mandibular.
¿En qué consiste?
El prognatismo mandibular, también conocido como maloclusión clase III, es una malformación que se caracteriza por el crecimiento anormal de la mandíbula respecto al maxilofacial superior. Así, la parte inferior sobresale dando lugar a un marcado mentón. Generalmente es la parte baja la que presenta la deformación, pero en ocasiones el prognatismo afecta al maxilofacial superior generando el efecto inverso.
Las causas son generalmente genéticas, siendo probable la presencia del prognatismo mandibular en familiares de quienes lo padecen. Es, por tanto, una condición hereditaria. Pero existen otros motivos por los que se puede desarrollar, como la pérdida temprana de las muelas del juicio. Si no existe un abordaje temprano, el niño podría sufrir problemas mandibulares que deriven en un prognatismo. Por último, están los problemas en el desarrollo de la hormona del crecimiento, cuya producción excesiva da lugar a patologías en las que uno de los síntomas es precisamente la maloclusión clase III.
Consecuencias del prognatismo mandibular:
Esta deformación mandibular hace que no sea posible cerrar correctamente la boca, por lo que las personas que lo padecen suelen presentar problemas para morder, masticar o incluso hablar. Estas son las principales consecuencias de la maloclusión clase III:
- La deformidad en los huesos maxilofaciales puede generar tensiones en la zona craneal y dolores de cabeza.
- Molestias durante la masticación, así como el desgaste de las piezas dentales.
- Sobrecarga en la mandíbula y dolores en la zona.
- Generalmente las personas con el mentón prominente suelen presentar alteraciones en la dicción, como el ‘ceceo’.
- Por último, está la cuestión estética. El prognatismo mandibular afecta a la estructura y armonía facial, creando problemas de autoestima de los que no se libran ni los emperadores.
Si bien las consecuencias físicas del prognatismo no son excesivamente graves, la cuestión psicológica y emocional es la que más pesa a la hora de querer acceder a un tratamiento. Se puede intentar corregir mediante la colocación de una ortodoncia para ir retrayendo poco a poco la mandíbula hacia atrás. Sin embargo, esta opción es excesivamente lenta y solo ofrece resultados si se comienza a una edad temprana, ya que en edades adultas no es efectiva. La solución que se emplea en estos últimos casos es la combinación de la ortodoncia con una cirugía conocida como ortognática, de la rama maxilofacial. El especialista rompe la mandíbula y la coloca hacia atrás.
Recuerda:
- El prognatismo mandibular es la malformación que se caracteriza por el crecimiento anormal de la mandíbula respecto al maxilofacial superior.
- Los factores genéticos provocan en la mayoría de los casos su desarrollo, aunque en otras ocasiones viene dado por la hormona del crecimiento o la caída prematura de las muelas del juicio.
- Puede provocar problemas al masticar, morder o hablar, pero sus principales consecuencias son emocionales, a causa de los cambios estéticos que genera.