La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la resistencia a antibióticos como una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. Se trata de un fenómeno completamente natural que se está viendo acelerado por una incorrecta utilización de los antibióticos en los seres humanos y los animales.
¿Cómo se produce la resistencia a antibióticos?
Los antibióticos son medicamentos esenciales para prevenir y tratar las infecciones causadas por bacterias.
Dichas bacterias mutan constantemente. Son microbios que están tanto fuera como dentro de nuestro cuerpo, en los animales y los cultivos. Y desarrollan una y otra vez nuevos mecanismos de resistencia, formas de evitar los efectos de estos fármacos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés: Centers for Disease Control and prevention) explican que la resistencia a los antibióticos aparece cuando los microbios ya no responden a estos fármacos creados para eliminarlos. Estos, por tanto, no solo no desaparecen, sino que continúan multiplicándose.
El principal problema es que estas bacterias farmacorresistentes causan infecciones bacterianas en el ser humano y en los animales. Y estas infecciones resistentes son mucho más difíciles de tratar que las que no lo son.
¿Por qué se ha convertido en una amenaza para la salud pública?
Un uso incorrecto o abusivo de los antibióticos acelera la resistencia bacteriana a estos fármacos. De hecho, se ha observado que la situación empeora en los lugares en los que los antibióticos se pueden adquirir sin receta médica.
Cada día aparecen nuevos mecanismos de resistencia que se propagan por todo el mundo, impidiendo el tratamiento de muchas enfermedades infecciosas. De continuarse esta tendencia, se podría llegar a un punto en el que muchas infecciones comunes y lesiones menores volvieran a ser potencialmente mortales.
De acuerdo con la OMS, un número cada vez mayor de infecciones son difíciles de tratar, a veces, imposibles. Por ejemplo, la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria.
Solo en Europa, las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año y generan un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales.
Una de las bacterias que se ha vuelto considerablemente más resistente a los antibióticos en los últimos 20 años es la Escherichia Coli (E. Coli). Es la causante de intoxicaciones alimentarias y de la mayoría de Infecciones de Tracto Urinario (ITU).
Un caso más concreto lo encontramos en los enterococos resistentes a la vancomicina (ERV). Estas bacterias habitan en los intestinos y en la piel, por lo general, sin causar problemas. No obstante, han desarrollado resistencia a muchos antibióticos. En concreto, resistencia a la vancomicina; causando infecciones en varias partes del cuerpo que son especialmente graves para las personas débiles y requiriendo estas atención médica.
Estas infecciones por ERV son más difíciles de tratar que otras con enterococos porque hay menos antibióticos que puedan eliminar las bacterias.
¿Qué podemos hacer para evitar la resistencia a antibióticos?
Para evitar la pérdida de eficacia de los antibióticos a nivel mundial, se deben adoptar medidas a todos los niveles sociales. Individualmente, podemos:
- Tomar antibióticos únicamente cuando estos nos sean prescritos por un profesional sanitario para nuestro caso particular. Y utilizarlos siguiendo siempre sus instrucciones.
- No insistir en solicitar antibióticos a nuestro profesional sanitario si nos ha explicado que no los considera necesarios. Recuerda que los antibióticos no son eficaces contra infecciones causadas por virus, como el resfriado o la gripe.
- No guardar los antibióticos para otras ocasiones. Ni ofrecérselos a otras personas.
- Prevenir las infecciones lavándonos las manos con frecuencia o preparando los alimentos en condiciones higiénicas.
- Evitar el contacto cercano con enfermos, adoptar medidas de protección en las relaciones sexuales y mantener el calendario de vacunaciones al día.
Así mismo, cabe tener en cuenta que si se pone en riesgo la salud de los animales perjudicamos nuestra propia salud. Si no tratamos de manera eficaz las infecciones en animales comprometemos la obtención de alimentos sanos y seguros para el consumo humano.
A este respecto, desde el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) ofrecen una serie de recomendaciones:
- No administrar antibióticos a los animales sin la correspondiente prescripción veterinaria.
- Velar por que los antibióticos administrados a los animales solo se utilicen para el tratamiento de enfermedades infecciosas y siempre bajo supervisión veterinaria.
- Vacunar a los animales para reducir la necesidad de antibióticos e ideando métodos alternativos para su uso.
- Adoptar sistemas sostenibles con niveles mejorados de higiene, bioseguridad y manejo de los animales sin estrés.
¿Qué medidas se han puesto en marcha para frenarla?
En 2014 se puso en marcha el PRAN en España. Tiene el objetivo de reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos. Con la finalidad última de reducir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales. Siempre preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos existentes.
Para alcanzar su objetivo, el PRAN propone seis líneas estratégicas comunes para la salud humana y la sanidad animal:
- Vigilancia del consumo y de la resistencia a los antibióticos.
- Controlar las resistencias bacterianas.
- Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento.
- Definir las prioridades en materia de investigación.
- Formación e información a los profesionales sanitarios.
- Comunicación y sensibilización de la población en su conjunto y de subgrupos de población.
Recuerda:
- La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.
- Las bacterias desarrollan mecanismos de resistencia para evitar los efectos de los medicamentos.
- Por eso, un uso incorrecto o abusivo de los antibióticos acelera la resistencia bacteriana a estos fármacos.
- Para ayudar a revertir la situación, debes tomar antibióticos únicamente cuando te sean prescritos. También puedes utilizar algunas medidas para prevenir infecciones, como lavarte las manos con frecuencia o preparar los alimentos en condiciones higiénicas.