Cada vez hay más personas intolerantes a la lactosa. Una enfermedad que aunque no es grave, sus síntomas son bastantes molestos. Esto sucede cuando el intestino delgado no produce suficiente la enzima que hace digestible la lactosa, el azúcar de la leche.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
En la leche, y otros productos lácteos, se encuentra la lactosa que es un tipo de azúcar. Para absorber la lactosa, nuestro cuerpo necesita una enzima que se llama lactasa. Cuando nuestro intestino delgado no produce suficiente lactasa es cuando hablamos de intolerancia a la lactosa.
A medida que vamos creciendo nuestra producción de lactasa comienza a decaer, llegando a desaparecer en la edad adulta. En este sentido, cuando somos adultos el intestino delgado no digiere la lactosa correctamente, por lo que puede llegar al colon y producirnos problemas digestivos.
Síntomas leves de la intolerancia a la lactosa
Los síntomas se producen normalmente después de la ingesta de la leche y podemos sufrir uno o varios simultáneamente. Además, cabe la posibilidad de experimentar síntomas tanto físicos como otros más inespecíficos llamados sistémicos (que afectan al cuerpo entero).
- Síntomas físicos: náuseas, dolor abdominal, hinchazón abdominal, distensión abdominal, diarrea, gases o pérdida de peso.
- Síntomas sistémicos: fatiga, problemas cutáneos, nerviosismo, cefalea, dolor muscular y articular, úlceras bucales, reacciones alérgicas y depresión.
Alternativas a los productos lácteos
Igualmente, los síntomas surgen dependiendo del grado de intolerancia que presentemos y la cantidad de lactosa que contienen los productos. Por tanto, debemos saber qué nivel de intolerancia sufrimos y cuáles son los productos que podemos consumir sin ningún problema.
Como los síntomas intestinales son muy parecidos a los que sufrimos si padecemos una enfermedad digestiva, debemos diagnosticarla cuanto antes mediante una prueba.
Por otro lado, los lácteos son los productos que contienen más calcio y para no dejar de obtener este elemento debemos consumir productos alternativos que sean ricos en los mismos nutrientes para que evitar deficiencias.
También existen suplementos de lactasa en forma de pastillas que ayudan a digerir la lactosa. Sin embargo, es recomendable utilizarlas esporádicamente y consultar con nuestro médico cuál es la frecuencia con la que podemos tomarlas.
Las alternativas más conocidas
Por último, una alternativa a la leche, la principal bebida que contiene lactosa, es la leche vegetal, un sustituto que puede elaborarse a base de legumbres como la leche de soja, de cereales (como la leche de avena) o a base de frutos secos (como la leche de almendra). Este tipo de bebidas son ricas en vitaminas y sales minerales y contienen grasas insaturadas, más beneficiosas para la salud que las grasas saturadas que contiene la leche de origen animal.
Recuerda:
- La intolerancia a la lactosa se produce cuando el intestino delgado no produce suficiente enzima, proteína que digiere la lactosa
- Los síntomas surgen dependiendo de la cantidad de lactosa que contiene el producto y el grado de intolerancia que padezcamos.
- Si somos intolerantes a la lactosa debemos consumir productos que contengan los mismos nutrientes que los productos lácteos y así evitar deficiencias nutritivas.