¿Sabías que para hacer un “swing” se pueden llegar a mover hasta 124 músculos? Aun así el golf es un deporte aeróbico que puede ser practicado por cualquier persona ya que se adapta a los ritmos de cada uno.
En la actualidad el golf es el cuarto deporte en número de federados lo que hace que sea mucho más accesible que años atrás, una gran noticia porque se practica en un entorno muy agradable y al que todos pueden acceder, sin importar la edad, el sexo o estado de salud.
Tal y como indica Luis Tárrega, médico especialista en Medicina del Deporte y responsable nacional de accidentes deportivos de ASISA, “no hace falta estar musculado ni entrenado. Solo son necesarias ciertas habilidades técnicas fáciles de adquirir con un monitor y con la práctica”.
Beneficios del golf para la salud
Practicar golf puede ser beneficioso para la salud física y mental:
- Físicos: como prevención de muchas patologías propias del actual estilo de vida como son las enfermedades cardiovasculares, endocrinas, el sobrepeso, etc. ¡Y fomenta la coordinación!
- Psicológicos: porque ayuda a disminuir la ansiedad, el estrés y aumentar la autoestima y las relaciones sociales. También mejora la concentración, ya que es importante la abstracción de todo para centrarse en el objetivo: darle a la pelota y meterla en el hoyo. Además, el golf potencia la capacidad de análisis al examinar los propios errores, disciplina que puede trasladarse al día a día.
Cuando se va a jugar al golf no es solo “hacer hoyos”, también hay que recorrer la distancia que los separan, por lo que caminar forma parte de este deporte y depende de cada uno hacerlo de una forma más o menos intensa.
Calienta, prepárate
Puede parecer que jugando al golf no pueden ocasionarse lesiones pero, como cualquier actividad deportiva, es aconsejable seguir una serie de indicaciones antes de comenzar a practicarla y evitar lesiones:
- Visitar a un médico especialista para valorar el estado de forma inicial y descartar cualquier patología que pueda desaconsejar su práctica.
- Confeccionar un programa previo de condicionamiento físico haciendo hincapié sobre la flexibilidad y la fuerza resistencia siendo necesario que sea acorde a tu edad, sexo y condición.
- Recibir clases con un profesor o jugador experimentado para aprender las diversas técnicas de ejecución haciendo énfasis en el golpe más importante que es el swing.
- Elaborar una rutina de calentamiento y estiramiento, que puede durar unos 15 minutos, y realizarla siempre antes de cualquier partida. Calentar puede ayudar a evitar posibles lesiones especialmente en músculos y tendones como el caso de la epitrocleitis o epicondilitis medial, más conocida como codo de golfista. También pueden darse lesiones en la espalda o el brazo.
- Elegir el material auxiliar adecuado como la ropa, el calzado y los palos a utilizar.
Además, recuerda que al ser una actividad al aire libre siempre debes usar protección solar, llevar gorra y gafas de sol y evitar golpes de calor y deshidratación con una adecuada ingesta de líquidos durante el recorrido.
¿Te animas a hacer unos hoyos?