Seguro que, si eres un amante de los gatos, has experimentado alguna vez el ronroneo, un suave murmullo característico de los felinos que generalmente se asocia con su tranquilidad. Lo cierto es que este sonido es todo un misterio, ya que lo emiten en diversas y variadas situaciones, por lo que se sabe que va más allá de indicar su bienestar.
¿Cómo producen el ronroneo los gatos?
Un estudio reciente ha demostrado que los gatos ronronean a través de unas “almohadillas” ubicadas encima de sus cuerdas vocales. Este tejido adicional les permite vibrar a baja frecuencia, entre los 25 y 30 hercios. El proceso sucede de manera similar a la vibración de las cuerdas vocales humanas, cuando se exhala y se inhala.
¿Qué quieren comunicar cuando ronronean?
El ronroneo es una forma de comunicación entre los gatos y sus dueños, y también entre los de su misma especie. Los gatos ronronean al igual que los humanos lloramos, o los perros mueven la cola. Que los felinos ronroneen en diferentes situaciones sugiere que el ronroneo tiene múltiples y complejos propósitos, y no se limita a comunicar una sola emoción. Estos son algunos de los motivos:
- Expresar seguridad, calma y felicidad: tanto con humanos como entre ellos, los gatos ronronean cuando se sienten en confianza, protegidos y seguros. Es el motivo más frecuente del ronroneo y lo hace cuando está feliz, cuando come o recibe caricias.
- Regular sus niveles de estrés: los gatos ronronean para controlar su nerviosismo. Podrás escucharlos ronronear, por ejemplo, durante las visitas al veterinario.
- Pedir comida: los gatos también pueden ronronear cuando sienten hambre y quieren pedir comida a sus dueños.
- Aliviar el dolor: por ejemplo, las gatas ronronean durante el parto para aliviar la incomodidad del dolor.
- Comunicarse con sus iguales: justo después del parto, las gatas ronronean a sus bebés. Además, los pequeños también ronronean para pedir a su madre comida o atención.
En definitiva, el ronroneo es una herramienta fundamental de la comunicación felina, al igual que lo son el “amasado” con sus patas o el mismo maullido. Entender cada una de estas señales puede ayudarte a entender qué necesita tu compañero peludo en cada momento.