Desde el comienzo de la pandemia se han disparado en Google las búsquedas sobre la ansiedad. Preocupados por el bienestar tanto físico como emocional, ASISA ha puesto en marcha un servicio de apoyo psicoemocional, donde dispondrás de un equipo de profesionales que te acompañarán, ayudándote a gestionar tus emociones, para poder establecer las bases para mejorar tu calidad de vida. Hablamos de seguros de Salud con Apoyo Psicoemocional de ASISA.
A través de estas gráficas, te contamos cómo la ansiedad y los problemas mentales pueden presentarse en el día a día. Contar con profesionales que cuiden de tu salud de manera integral es tener tranquilidad. ASISA te ofrece seguros de Salud con Apoyo Psicoemocional.
El espejo del alma:
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Esa mañana Felipe se quiso afeitar, pero no pudo. La barba estaba, la cuchilla estaba, pero le faltaba la cara. Un detalle nada baladí cuando la cuestión básica es afeitarse. Se palpaba la barba con la mano y con los dedos podía arrancarse algunos pelos de manera dolorosa, pero cuando miraba el espejo no veía nada, ni lo ojos, ni la nariz prominente, ni la barba, ni la cara. “Tendrá obsolescencia programada el espejo” pensó y decidió que ese día iría a la oficina barbudo y sin afeitar. Puso música, eligió una chaqueta y comenzó a bailar. Esa mañana Felipe supo que estaba vivo por primera vez en los últimos meses. Quitó el espejo de la pared y puso un póster del grupo que le hizo saltar como un loco el día que fue a su primer concierto. Allí se vio reflejado en la sonrisa del batería: La barba no le sentaba tan mal.
Duda:
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Cuando se levantaba temprano todo parecía más fácil. Sentía que tenía ventaja. Se puso la camiseta de cuando quería salir a correr, la que le recordaba que por las mañanas le gusta más correr que andar. Cuando se dirigía hacia la puerta, se percató que ella se había despertado y no le iba a dejar salir si no la llevaba consigo. Cogió del perchero la cadena que las unía las dos siempre y bajó por las escaleras. En la calle intentaba marcar el ritmo, pero ella tiraba hacia atrás. Cuando intentaba saludar a alguien tiraba hacia otro lado, cuando quería entrar en algún lugar a desayunar, intentaba dejarla fuera. Decidió dejar de tirar de ella, soltar la cadena. Esa mañana marcó el ritmo, saludó a los barrenderos, desayunó churros y un zumo del sabor que más le gustaba. Cuando llegó a casa, esta vez Duda no le había seguido. Habría que encontrado a otro dueño al que amaestrar.
Muda la tristeza:
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La tristeza decidió independizarse de Marcos un martes. Llevaba mucho tiempo conviviendo con él y cada vez le molestaban más cosas. Su sonrisa cuando recibía algún mensaje, que ordenara la casa sin que ella se lo pidiera, que la bicicleta estática ya no fuera estética, que el sofá estuviera más tiempo vacío y la nevera menos tiempo llena, que las plantar se regaran todas las semanas, que la luz entrara brillante cada mañana. Que, por las noches, alguna noche no regresara.
El miércoles Marcos le dijo que quería hablar con ella, que se mudaba con alguien que había conocido cuando dejó de escucharla. Ella se quedó muda.
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