El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución del flujo sanguíneo que recibe una parte de nuestro cerebro o por la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral. El cerebro deja de recibir el riego sanguíneo necesario para que las células nerviosas perciban el oxígeno, y estas dejan de funcionar. ¿Cómo debemos actuar ante un ictus?
Definición y tipos de ictus según su causa
Según datos de la Federación Española de Ictus (FEI), es una enfermedad más frecuente a partir de los 55 años y su riesgo aumenta proporcionalmente con la edad.
Hablamos de un ictus isquémico cuando la causa es una disminución del flujo sanguíneo o una obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral, cuya consecuencia final es el infarto cerebral. Este tipo de ictus son los más frecuentes y se producen:
- Debido a un coágulo de sangre originado en las paredes de las arterias (trombo) o lejos del lugar de la obstrucción, como en el corazón (émbolo). A estos dos últimos se les conoce también como trombosis o embolia.
- O bien por una parada cardíaca o una arritmia grave que provoca un déficit del flujo sanguíneo.
Hablamos de ictus hemorrágico cuando la causa es la rotura de un vaso cerebral. Lo que se conoce comúnmente como derrame cerebral. Puede producirse por la rotura de una arteria cerebral profunda (hemorragia cerebral) o de un aneurisma arterial.
Además, el ictus también es denominado Accidente Cerebrovascular (ACV) y es una de las principales causas del Daño Cerebral Adquirido (DCA).
¿Cuál es el riesgo de ictus en España?
En Europa mueren 650.000 personas al año por ictus y, de ellas, 40.000 son españolas. Se trata de la primera causa de muerte en mujeres en nuestro país, y la segunda en hombres, según datos de según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN). Además, es el primer motivo de discapacidad adquirida en el adulto y el segundo de demencia.
Se estima que más del 21% de la población mayor de 60 años de España, casi dos millones de personas, presenta un alto riesgo de sufrir un ictus en los próximos 10 años.
Factores de riesgo
Uno de los principales factores de riesgo de padecer un ictus es la hipertensión arterial. En este sentido, una de las recomendaciones para la población es tomarse la tensión al menos una vez al año a partir de los 50.
También corren un mayor riesgo las personas con enfermedades cardíacas y, sobre todo, las que tienen su origen en la arteriosclerosis.
A su vez, existen otras enfermedades que suponen un factor de riesgo muy importante por su relación con las enfermedades cardíacas y, sobre todo, con la arterioesclerosis. Se trata de la diabetes mellitus, la dislipemia o la obesidad. En el caso de la diabetes, hasta el 20% de las personas que han sufrido un ictus la padecen.
El sedentarismo, el consumo de tabaco o de alcohol representan un riesgo por este mismo motivo.
¿Cómo actuar ante un ictus a tiempo?
Desde la Sociedad Española de Neurología insisten en que el ictus es siempre una urgencia médica.
Actuar rápido es fundamental en el caso de un ictus, ya que el daño cerebral que produce este depende en gran medida de la cantidad de tiempo que permanezca el cerebro sin recibir el oxígeno y los nutrientes necesarios a través de la circulación sanguínea.
Los principales síntomas de alarma son:
- Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender.
- Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades.
- Alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual.
- Pérdida brusca de coordinación o equilibrio.
- Dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.
Recuerda:
- El ictus es la primera causa de muerte en mujeres en España, y la segunda en hombres.
- Además, es el primer motivo de discapacidad adquirida en el adulto y el segundo de demencia.
- Sus síntomas aparecen de forma brusca, en forma de alteración del lenguaje, pérdida de fuerza o sensibilidad, alteración de la visión, pérdida de equilibrio o dolor de cabeza intenso.
- Es importante considerar al ictus siempre como una urgencia médica y actuar con rapidez.