Imagina que vas a la playa. O que subes a un tren. O que practicas tu deporte favorito. ¿Qué “ve” tu mente? Probablemente te hayas hecho una imagen mental de la playa y del andén, que puede ser más o menos realista. Sin embargo, existen personas que son incapaces de recrear imágenes en su mente. Es lo que se conoce como afantasía y se calcula que hasta el 5% de la población la padece.
Este fenómeno se documentó por primera vez hacia el año 1880. El antropólogo y estadista Sir Francis Galton fue pionero en el estudio sobre las diferencias en la capacidad para crear imágenes mentales. Fue entonces cuando encontró casos de personas con afantasía. Sin embargo, este trastorno no obtuvo su nombre hasta 2015, cuando el neurólogo Adam Zeman trató a un paciente que se quejaba de “ceguera mental”.
¿Qué causa afantasía?
Al tratar a este paciente, Zeman empezó a investigar esta particularidad. Años después, llegó a la conclusión de que las personas con afantasía carecen de neuronas encargadas de hacer funcionar el “ojo mental”. Desde entonces, este trastorno ha sido estudiado en muy pocas ocasiones, aunque se popularizó su existencia.
En 2020, científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, publicaron la investigación más grande sobre afantasía. En ella participaron 267 personas que aseguraban no ser capaces de emular imágenes en su mente. Este estudio, que fue publicado en Scientific Reports, concluyó que las personas con afantasía:
- Carecen de memoria episódica.
- Son menos capaces de hacer predicciones sobre el futuro.
- No pueden soñar o tienen sueños poco vívidos.
- Tampoco pueden reproducir mentalmente otros sentidos como el tacto, el gusto o el olfato.
Su antónimo: hiperfantasía
De la misma manera que se puede tener un defecto de imágenes mentales, también se puede dar el caso de tenerlas en abundancia. Sería el caso de la hiperfantasía o ensoñación excesiva, que es todo lo contrario a la afantasía: quienes la padecen se imaginan cosas que no han sucedido o no existen. Se puede decir que “sueñan despiertos”.
Aunque se confunde con el simple fantasear, quienes padecen hiperfantasía aseguran que esta condición tiene un impacto negativo en sus vidas. Por ejemplo, tienen recuerdos de momentos que nunca vivieron y se distraen muy fácilmente. Es importante destacar que las personas con hiperfantasía son capaces de distinguir un episodio imaginado de uno real, a diferencia de personas con otros trastornos como la esquizofrenia.
Debido a que la ensoñación excesiva tiene mucho que ver con la desconexión y el refugio de la realidad, según su gravedad puede ser necesario consultar con un psicólogo.