Se acerca el final del verano y, con él, el final de temporada de muchas frutas dulces y refrescantes. Sin embargo, aún estamos a tiempo de disfrutar de la ciruela, cuya temporada se extiende aún durante el mes de septiembre.
La ciruela es la fruta del ciruelo, que pertenece al género Prunus, como los cerezos o los melocotoneros. Esta fruta tiene su origen en el Cáucaso y ya los antiguos romanos conocían un buen número de sus variedades. Desde allí, fue extendiéndose y popularizándose por Europa y Asia.
Tipos de ciruelas
Existen más de 200 variedades de ciruelas que pueden agruparse por su color o su procedencia. Estas son las más habituales en nuestros mercados.
- Ciruelas europeas: son algunas de las más populares en España, como la ciruela claudia, y tienen un color amarillo verdoso o morado. Son ligeramente ácidas pero muy jugosas.
- Ciruelas japonesas: generalmente tienen un color rojizo, aunque también existen algunas variedades amarillas. Aunque su piel puede ser algo más gruesa, el interior es muy dulce.
- Ciruelas amarillas: a estas pequeñas frutas se las conoce también como ciruela de limón y es la variedad más utilizada para hacer mermeladas y conservas.
Propiedades nutricionales de la ciruela
Como muchas otras frutas, gran parte de su contenido es agua, pero sus componentes nos brindan diferentes propiedades saludables.
- Fibra: su alto contenido en fibra soluble y no soluble hace que esta fruta sea un excelente aliado para mejorar el tránsito intestinal. Además, ayuda a regular el nivel de azúcar en la sangre.
- Sorbitol: dentro de los azúcares presentes en la ciruela, destaca el sorbitol, que también contribuye a la acción laxante.
- Vitamina A: es la vitamina más abundante en las ciruelas, especialmente en las que tienen la piel oscura. Este componente toma parte en el funcionamiento normal de nuestra visión, del sistema inmunitario y de nuestros órganos.
- Vitamina C:esencial para favorecer la absorción del hierro y para la formación y mantenimiento de los tejidos. Además, es un potente antioxidante que reduce el daño causado por los radicales libres.
- Vitamina K: es un nutriente esencial para la coagulación de la sangre y para la salud de los huesos.
- Potasio: este mineral es un electrolito indispensable para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Entre otras cosas, ayuda a la contracción de los músculos y a mantener un ritmo cardíaco constante.
Ciruelas secas en casa
Además de consumirlas frescas o en mermeladas y compotas, es habitual encontrar las ciruelas secas, conocidas como ciruelas pasas. De esta forma, podemos disfrutar de ellas todo el año.
Secar las ciruelas es muy fácil y puede hacerse en pocos pasos:
- Elegiremos ciruelas maduras pero que todavía conserven su firmeza. Si aún no están lo suficientemente maduras, podemos ponerlas al lado de unos plátanos, que las ayudarán a madurar.
- Lavamos bien las ciruelas y las cortamos por la mitad para retirar el hueso.
- Ponemos a hervir agua con una cucharada de bicarbonato de sodio y escaldamos en ella las ciruelas durante 30 segundos.
- Luego las enjuagamos con agua fría, las secamos y las envolvemos en papel, cerrándolo como en pequeños paquetes.
- Ahora solo falta dejarlo reposar durante al menos un par de meses en un entorno seco, a poder ser, colgadas.
- Si queremos evitar esta espera tan larga, podemos valernos del horno para acortar el proceso. En este caso, colocaremos las ciruelas sobre la rejilla sin que se toquen y ajustaremos nuestro horno a la temperatura más baja posible, entre 50 y 80 grados.
- Dependiendo de la temperatura, del tamaño de la fruta y del gusto de cada persona, tendrán que estar en el horno entre 8 y 10 horas.
- Es conveniente ir vigilando el proceso para evitar que se quemen y girarlas de vez en cuando para que reciban un calor uniforme.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque las ciruelas secas conservan muchas de sus propiedades, algunas como las vitaminas se reducen considerablemente con el secado.