La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas palatinas, dos masas de tejido situadas a ambos lados de la garganta. Las amígdalas contienen células que producen anticuerpos para defender nuestro cuerpo de infecciones. Cuando se inflaman, es signo de que están luchando contra algún patógeno.
Esta inflamación puede ser aguda, recurrente o crónica, y en la mayoría de los casos está provocada por una infección vírica, aunque también puede tener origen bacteriano. En cualquier caso, se trata de una enfermedad muy común que afecta a la garganta, especialmente entre los más pequeños.
Causas, síntomas y tratamiento de la amigdalitis
En aproximadamente 2 de cada 3 casos, la causa es viral, debido a la infección por el virus de la gripe o el de Epstein-Barr. El resto corresponde a infecciones bacterianas, principalmente por el estreptococo del grupo A. Estos son los síntomas más comunes de cada tipo de amigdalitis:
- Vírica: suele presentarse con dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre baja, mucosidad nasal, úlceras orales y malestar general. Es decir, síntomas que se asemejan a los de un catarro.
- Bacteriana: la fiebre es más alta (superior a 38,5 °C) y el dolor de garganta es más intenso. Además, las amígdalas presentan exudados blanquecinos (placas), y los ganglios del cuello tienden a inflamarse.
De esta manera, el tratamiento de la amigdalitis deberá adaptarse a la causa que la provoca:
- Vírica: el manejo es sintomático, por lo que incluye reposo, hidratación y el uso de analgésicos o antiinflamatorios. La recuperación suele ocurrir de manera natural en unos días.
- Bacteriana: debe ser diagnosticada por un médico, ya que es necesario el uso de antibióticos. Además, se recomienda seguir las mismas medidas de alivio sintomático que en la amigdalitis viral.
En este último supuesto, es muy importante completar la pauta del antibiótico. Si se suspende la toma antes de tiempo, aunque los síntomas hayan mejorado, puede provocar una recaída y la necesidad de reiniciar el tratamiento. Esto puede hacer que la bacteria se haga resistente al antibiótico y dificultar futuros tratamientos.
Complicaciones de la amigdalitis
En algunos casos, la amigdalitis puede derivar en complicaciones como apnea del sueño o enfermedades que afectan a la salud cardiovascular, como la fiebre reumática. Cuando los episodios de amigdalitis son muy frecuentes, graves o provocan estas complicaciones, el profesional sanitario puede recomendar la amigdalectomía.
La amigdalectomía es una intervención quirúrgica segura que se realiza bajo anestesia general que consiste en la extirpación de las amígdalas. Solía ser una intervención bastante común en niños, hasta que se comprendió mejor la función de las amígdalas en el sistema inmunitario. Ahora, los pacientes candidatos a amigdalectomía deben haber tenido, al menos, 5 episodios de amigdalitis en los últimos 2 años o 3 episodios anuales en los últimos 3 años.