¿Cuántas veces has salido de casa sin haber desayunado por ir con prisa? Son muchas las ocasiones en que se olvida la importancia del desayuno para la salud y no se piensa en las consecuencias que puede llegar a tener este acto.
Beneficios de desayunar
Empezar el día con una buena alimentación nos aportará una gran cantidad de energía para el resto de la jornada. Si desayunamos adecuadamente, nos sentiremos llenos de vitalidad y con más ganas a la hora de realizar las actividades diarias. Además, esto provocará que mejore el rendimiento, tanto físico como intelectual, ayudando así a la capacidad de concentración.
Por otra parte, el desayuno nos ayuda a activar el metabolismo después de las horas de ayuno mientras dormimos. Consecuentemente, evita la acumulación de grasas y contribuye a la pérdida de peso. Por ello es importante recordar que suprimir esta comida para intentar bajar de peso es una mala idea, incluso puede que ayunar provoque el efecto contrario.
Además, lo que comemos por la mañana favorece a una correcta alimentación en general y también evita el descenso de glucosa en sangre, la denominada hipoglucemia, que puede llegar a provocar síntomas como dolores de cabeza, mareos y debilidad.
Relacionado con esto, aportarle energía al músculo desde las primeras horas del día también favorece a la conservación de masa muscular. Esto es importante para todos pero especialmente necesario en el caso de las personas que practican deporte o realizan cualquier tipo de actividad física a lo largo del día.
Por último, el estado de ánimo y el carácter en general también mejoran, ya que este depende en gran medida de la energía y los nutrientes con los que cuenta el organismo.
¿Qué alimentos componen un desayuno equilibrado?
Es importante desayunar, pero también es necesario saber qué alimentos deben estar presentes en el desayuno. Por ejemplo, la bollería industrial no es una opción saludable para empezar la jornada.
Para que un desayuno sea completo y equilibrado, desde el punto de vista nutricional, debe contener al menos tres elementos indispensables: los lácteos (leche, queso fresco o yogures), los cereales (pan, galletas o los cereales, propiamente dichos) y la fruta (plátanos, naranjas, manzanas, etc.). Estos alimentos básicos se pueden complementar con otros como los huevos, el aceite de oliva, el tomate, el jamón (serrano o de york), la mermelada, el cacao o los frutos secos.
Por otra parte, también es importante el tiempo que se invierte en desayunar, que debe ser de unos 20 minutos ya que que hacerlo con prisa puede provocar digestiones lentas y pesadas.
Recuerda que:
- Empezar el día con una buena alimentación aportará una gran cantidad de energía para el resto de la jornada, mejorando el rendimiento físico e intelectual.
- El desayuno ayuda a activar el metabolismo después de las horas de ayuno durante el sueño.
- Un desayuno completo y equilibrado debe contener al menos lácteos, cereales y fruta.