El regreso a la rutina después de las vacaciones suele ser un momento complicado para prácticamente todo el mundo. Tras días de desconexión, la vuelta al trabajo y a las responsabilidades pueden generarnos sensaciones de tristeza o desánimo. ¿Te ha pasado alguna vez? Si es así, estos síntomas tienen nombre: se les conoce como síndrome posvacacional.
¿Qué es el síndrome posvacacional y cuáles son sus síntomas?
Este fenómeno es más común de lo que creemos y, aunque no afecta a todos por igual, no se trata simplemente de “pereza” por volver a la rutina. El síndrome posvacacional se refiere al malestar general que aparece tras finalizar las vacaciones y reincorporarse a la vida cotidiana.
Esto implica un conjunto de síntomas que, aunque no están catalogado como una enfermedad, pueden afectar al bienestar y a la productividad. ¿Cuáles son los signos más comunes del síndrome posvacacional?
- Fatiga: el cuerpo se siente agotado al volver al ritmo habitual. ¡También puede aparecer insomnio, ya que los horarios durante las vacaciones pueden alterar el ciclo del sueño.
- Bajo estado de ánimo: los sentimientos de tristeza, melancolía o irritabilidad son comunes.
- Falta de concentración: es habitual sentir dificultades para mantener la atención en las tareas diarias, lo que puede afectar la productividad en el trabajo.
- Ansiedad: la anticipación de las responsabilidades y la carga de trabajo puede generar nerviosismo o preocupación excesiva.
- Desmotivación: puede aparecer la falta de entusiasmo o de ganas por retomar las actividades cotidianas.
En cualquier caso, el impacto del síndrome posvacacional puede variar según el entorno laboral y la capacidad de la persona para adaptarse al cambio de ritmo.
Consejos para superar el síndrome posvacacional
Aunque los síntomas del síndrome posvacacional no deberían alargarse durante mucho tiempo, estos son algunos consejos útiles para mitigar el malestar:
- Anticipar el regreso del lugar de vacaciones 1 o 2 días antes.
- Adaptar las horas de sueño al horario habitual de trabajo.
- Iniciar la actividad laboral los primeros días de manera suave, en medida de lo posible.
- Mantener ciertas actividades sociales y recreativas.
- Practicar alguna actividad física fuera del trabajo, así como técnicas de relajación y/o meditación.
Lo que debemos buscar es que la vuelta sea lo menos brusca posible y minimizar el impacto del cambio de rutina. De cualquier forma, es importante destacar que los procesos de adaptación toman su tiempo, por lo que es importante no forzarnos demasiado a la vuelta de nuestras vacaciones.