La sal es uno de los aderezos más utilizados en cocina para realzar el sabor de los alimentos y constituye la principal fuente de sodio en nuestra alimentación. Sin embargo, el problema llega al no limitar el consumo de sal. Al volverse este excesivo puede aumentar el riesgo de sufrir hipertensión arterial y provocar problemas cardiovasculares, entre otras consecuencias para nuestra salud.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las personas consumen demasiada sal (de 9 a 12 gramos de media al día). Es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada. Por tanto, y a pesar de que el sodio es necesario para cumplir diversas funciones en nuestro organismo, como la regulación del volumen sanguíneo o la facilitación de la contracción muscular, resulta imprescindible limitar el consumo de sal en la dieta para prevenir problemas serios de índole cardiovascular o renal.
Limita el consumo de alimentos procesados
Existen muchos alimentos que parecen sanos pero que en realidad no lo son. En este grupo pueden incluirse, por ejemplo, los productos procesados, los ‘snacks’, los envasados y los precocinados, los cuales a menudo contienen elevadas cantidades de sal y no resultan tan saludables como pensamos.
Utiliza especias para dar sabor a tus platos
Pimienta, orégano, romero, nuez moscada… En el supermercado encontrarás una gran cantidad de especias y hierbas aromáticas que puedes utilizar como una alternativa saludable a la sal en tus recetas. Son muy versátiles y ofrecen un gran abanico de posibilidades para potenciar los sabores y los aromas de tus creaciones culinarias.
Modera el consumo de encurtidos y embutidos
Los encurtidos son un aperitivo ideal para picar, pero no dejan de ser alimentos que han sido sumergidos en una solución de sal, por lo que el contenido en esta sustancia es muy elevado. Lo más aconsejable es hacerlos en casa o consumirlos en su versión fresca siempre que sea posible.
Por lo que respecta a los embutidos, tanto a los curados como a los productos cárnicos, también son alimentos con un alto contenido en sal, por lo que es recomendable consumirlos con moderación.
Opta por alimentos frescos
Las frutas y las verduras crudas tienen, de por sí, un contenido reducido de sodio, por lo que puedes consumirlas sin necesidad de añadir sal. Además, la mayoría de ellas son ricas en otros nutrientes como fibra y proteínas vegetales que resultan muy beneficiosos para nuestra salud cardiovascular.
Lee bien las etiquetas de los alimentos
Otro truco que puedes tener en cuenta para limitar el consumo de sal en tu dieta es leer con atención las etiquetas nutricionales de los alimentos y su correspondiente leyenda. De esta manera, podrás conocer la cantidad de sodio que contiene cada alimento y realizar comparaciones para encontrar alternativas con cantidades más reducidas y, por tanto, más saludables.
Plantéate cambiar de hábitos
Finalmente, y teniendo en cuenta que el gusto por la sal se adquiere con el paso de los años, el hecho de reducir o moderar su consumo constituye una cuestión de cambio de hábitos, de concienciación y de educación del paladar. Para lograrlo, lo recomendable es reducir progresivamente la cantidad, agregando una pizca menor en los platos cada vez, e incorporando otros saborizantes naturales, como las especias. Recuerda siempre consultar tus dudas con tu médico antes de llevar a cabo un cambio en tu alimentación.
Recuerda:
- La mayoría de las personas consumen demasiada sal (de 9 a 12 gramos de media al día), es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada.
- Los productos procesados, los ‘snacks’, los envasados y los precocinados contienen elevadas cantidades de sal.
- Las especias y hierbas aromáticas constituyen una alternativa saludable a la sal en las recetas caseras.