Las hemorroides son probablemente una de las dolencias más extendidas entre la población adulta a nivel mundial. Además, normalmente las personas que las padecen, suelen hacerlo en silencio.
Según diversos estudios, se calcula que aproximadamente el 50% de población mayor de 30 años tiene hemorroides y estas les generan diferentes tipos de molestias en su vida diaria.
¿Qué es una hemorroide y cuáles son sus síntomas?
Las hemorroides, popularmente conocidas como almorranas, son venas dilatas e inflamadas en el ano y en el recto, y surgen como resultado del aumento de la presión en estas zonas. Pueden causar dolor, comezón y sangrado anal.
Según el área donde se produce la inflamación, se denomina de una forma u otra. Cuando ocurre en el recto, recibe el nombre de hemorroide interna y cuando se produce en el ano o en el final del canal anal, se llama hemorroide externa.
Existen diversos factores de riesgo que pueden desencadenarlas. Entre los más frecuentes se encuentran: el estreñimiento, el esfuerzo para evacuar; la obesidad, la diarrea crónica, el embarazo o el sexo anal. Además, también las dietas pobres en fibra, el tabaquismo, el aguantar las ganas de ir al baño, o los antecedentes familiares de hemorroides, pueden causarlas.
¿Cómo podemos prevenirlas?
La buena noticia es que existen una serie de hábitos saludables que nos pueden ayudar a reducir las probabilidades de tener almorranas. Entre ellas, se encuentra el dejar de fumar (si lo hacemos); el reducir nuestro a través de una dieta equilibrada y deporte (si sufrimos de obesidad) o intentar ir al baño cada vez que sintamos la necesidad de hacerlo (si somos de aquellos que normalmente aguantamos las ganas).
Además, también podemos seguir estos consejos:
- Evita el sedentarismo: Para ello podemos andar una hora al día o practicar algún deporte que favorezca la circulación (como la natación o la bicicleta).
- Evitar alimentos muy sazonados, picantes y grasos. Incluir este tipo de alimentos en nuestra dieta de forma continua puede hacer que nos salgan hemorroides.
- Beber al menos 2 litros de agua de forma diaria. Podemos tener siempre a mano una botella de agua para acordarnos. Además, el mantenernos hidratados también reporta múltiples beneficios para nuestra salud y nos previene de determinadas enfermedades.
- Habituarnos a evacuar agachados. Aunque nos pueda parecer extraño, esta técnica está asociada a una menor incidencia de hemorroides. Aparentemente evacuar sentado, como la mayoría de nosotros hacemos habitualmente, puede aumentar la incidencia de hemorroides.
¿Cómo podemos aliviar sus síntomas?
Si pertenecemos a ese 50% de adultos que sufre este tipo de molestias, podemos intentar reducir o aliviar los síntomas de las hemorroides. Para ello podemos utilizar diferentes técnicas y remedios:
- Realizar baños de asiento. Estos baños consisten en sumergir la zona del ano en agua tibia, durante 10-15 minutos aproximadamente unas 3 o 4 veces al día. Con ello conseguiremos aliviar el dolor.
- Aplicarnos tratamientos fríos sobre la zona.Ayuda a aliviar la inflamación y el dolor que producen las hemorroides. Podemos utilizar un preservativo lleno de agua congelada o envolver cubos de hielo en un paño limpio para colocarlo sobre el área anal durante 5-10 minutos de 3 a 4 veces al día.
- A la hora de ir al baño, limpiar la zona con una esponja o con toallitas húmedas. Estas disminuyen la sintomatología de las hemorroides.
- No rascar la zona, aunque nos produzca picor. Si frotamos las hemorroides se pueden irritar todavía más y con ello tener mayores molestias.
Por último, las cremas y pomadas también son un buen aliado para reducir los síntomas de las hemorroides. A pesar de ello, los expertos recomiendan no abusar de este tipo de tratamientos e utilizarlas sólo en el caso de que la intensidad de nuestra molestia sea elevada.
Recuerda:
- Algunos factores de riesgo son: el estreñimiento, el esfuerzo para evacuar; la obesidad, la diarrea crónica, el embarazo o el sexo anal.
- Determinados hábitos saludables pueden ayudarnos a reducir las probabilidades de tener almorranas. Entre ellos se encuentran el seguir una dieta equilibrada y realizar deporte que mejore la circulación o intentar ir al baño cada vez que sintamos la necesidad de hacerlo y no aguantar las ganas.