El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que suele manifestarse en la infancia o adolescencia, generalmente antes de los 18 años. Se caracteriza por la presencia de tics motores y vocales que persisten en el tiempo. Estos tics son movimientos o sonidos involuntarios, repetitivos, breves y carentes de un propósito específico que las personas no pueden evitar.
Se trata de un trastorno relativamente común que afecta a entre el 0,3 y el 0,8% de los niños. Y, aunque no tiene cura, la mayoría de personas con síndrome de Tourette pueden llevar una vida plena, aun con las dificultades que implica convivir con él.
Principales síntomas del síndrome de Tourette
El síntoma principal del síndrome de Tourette son los tics, que suelen estar asociados a otros trastornos como la ansiedad, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el trastorno obsesivo-compulsivo. Los tics se clasifican de la siguiente manera:
- Tics motores simples: parpadeo de ojos, encogimiento de hombros, movimientos rápidos de ojos o muecas.
- Tics motores complejos: tocar objetos, realizar gestos repetidos o coordinados o caminar siguiendo patrones específicos.
- Tics vocales simples: como los gruñidos, la tos, aclarar la garganta o los resoplidos.
- Tics vocales complejos: repetir palabras propias o de otros (ecolalia), usar palabras inapropiadas o groserías (coprolalia). Pese a la creencia popular, solo una minoría de pacientes desarrolla este último.
En algunos casos, las personas con síndrome de Tourette experimentan lo que se conoce como impulsos premonitorios, una tensión o sensación incómoda que precede al tic y que desaparece tras realizarlo.
Causas y factores de riesgo
Aunque no se conoce la causa exacta del síndrome de Tourette, los investigadores han identificado 3 factores de riesgo:
- Genéticos: los antecedentes familiares de tics o del propio síndrome aumentan la probabilidad de padecerlo.
- Químicos: ciertas alteraciones en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina podrían estar involucradas.
- Sexo: es más común en hombres, quienes tienen hasta 4 veces más probabilidades de desarrollarlo.
Conocer los posibles factores que influyen en el desarrollo del síndrome de Tourette permite avanzar en su diagnóstico y tratamiento. Además, identificarlo a tiempo es clave para ofrecer herramientas de manejo adecuadas y reducir su impacto en el día a día.
¿Existe tratamiento para el síndrome de Tourette?
El síndrome de Tourette no tiene cura, pero existen tratamientos para manejar los síntomas, especialmente en los casos donde estos interfieren significativamente con la vida diaria. Estas son las vías de tratamiento más comunes:
- Terapia conductual: existen algunas técnicas de entreno para suprimir o redirigir los tics.
- Medicamentos: algunos fármacos pueden ayudar a reducir la intensidad de los tics, aunque no eliminarlos por completo.
- Apoyo psicológico: es especialmente útil para abordar problemas asociados al síndrome, como ansiedad o depresión.
En los casos más leves, los síntomas pueden disminuir sin necesidad de tratamiento a medida que la persona crece. No obstante, es importante que la sociedad promueva la comprensión y tolerancia hacia quienes conviven con este trastorno.