La disgrafía es un trastorno del aprendizaje que afecta a la capacidad de expresión escrita, detectándose principalmente en la infancia. En particular, se caracteriza por la dificultad para coordinar correctamente los músculos de la mano y el brazo, impidiendo una escritura legible y ordenada.
Frecuentemente, va acompañada de otros trastornos como la dislexia o la disortografía. Es muy importante no confundirla con esta última, pues sus signos y formas de tratamiento son muy diferentes. Mientras en la disgrafía la escritura es indescifrable por su trazado y composición, en la disortografía la grafía puede ser perfectamente legible pero ortográficamente errónea.
Tipos de disgrafía
Realmente, solo existen dos grandes tipos de disgrafía:
- Disgrafía motriz: en este trastorno psicomotor, el niño o niña no es capaz de escribir correctamente por un déficit de motricidad. Sin embargo, comprende perfectamente la relación entre los sonidos y su representación gráfica.
- Disgrafía específica: los problemas se producen por un exceso de rigidez o de impulsividad, falta de habilidad, lentitud o extrema meticulosidad. Es habitual que vaya unido a desorientación espacial o temporal, mala percepción de las formas o trastornos del ritmo.
Detectar la disgrafía de manera precoz ayuda al niño o niña a disminuir las dificultades de manera más eficaz. Sin embargo, para evitar errores no se aconseja diagnosticarla antes de los 6 o 7 años de edad, ya que no todos los niños maduran al mismo ritmo y, por tanto, no todos desarrollan la capacidad de lecto-escritura antes de esa edad.
Características de la disgrafía
Algunos signos indican una posible disgrafía son:
- Una escritura
- La inclusión muchos espacios (o muy pocos) entre letras.
- Distinto tamaño en palabras y letras, incluso en el mismo párrafo.
- Falta de interlineado o márgenes.
- Dificultades para organizar las letras dentro de la palabra o frase.
- Los trazos no se mantienen uniformes, sino que varían constantemente.
Además, algunas características que podemos observar en el propio niño o niña son:
- El disgusto cuando tiene que escribir. Esta tarea le supone tal esfuerzo que acostumbra a quejarse o a evitar hacerlo.
- Dificultad para coger bien el lápiz. Al no controlar bien la presión, los trazos que surgen como resultado suelen ser demasiado fuertes.
- Dificultad para mantener una buena postura mientras escribe. Los niños con disgrafía suelen mantener el tronco muy cerca de la mesa o inclinarse en exceso.
- Escribe más lento de lo habitual para su edad y los movimientos para hacerlo son lentos, tensos o rígidos.
La escritura es una competencia comunicativa básica. Al no poder expresarse correctamente por escrito, los niños con disgrafía ven muy afectadas sus tareas académicas, ralentizando su ritmo de aprendizaje. Su excesivo agotamiento al realizar esta tarea le conduce hacia una falta de atención, cansancio y frustración. Esta última es la que peores consecuencias puede tener a largo plazo, provocando rechazo hacia el colegio o los estudios y el temido fracaso escolar.
¿Cómo tratar este trastorno del aprendizaje?
Para un correcto tratamiento de la disgrafía es fundamental la intervención de un psicopedagogo que haga una evaluación y diseñe un programa de intervención educativa adecuado.
Es totalmente contraproducente obligar al niño a escribir más o durante más tiempo, ya que acentúa su rechazo. El tratamiento ha de ser progresivo, de forma que el niño observe que vence sus dificultades poco a poco. Por el contrario, se recomienda practicar actividades lúdicas que fomenten su coordinación y mejoren su postura corporal y movimientos.
Con el apoyo de la familia y los profesores, lo habitual es que los niños superen el problema de forma gradual.
Recuerda:
- La disgrafía es un trastorno del aprendizaje que se suele detectar en la infancia. Se caracteriza por una imposibilidad del niño o niña para expresarse por escrito de manera adecuada.
- De manera objetiva, se puede observar que la escritura es indescifrable por su tamaño o composición: distintos tamaños de letra, muchos o pocos espacios entre palabras o letras, trazos poco uniformes, etc.
- Además, el niño se cansará mucho más de lo habitual al realizar esta tarea, lo que puede conducir a su falta de atención, cansancio y frustración. Por eso es fundamental acudir a un psicopedagogo que diseñe un programa de intervención educativa adecuado.