La época de exámenes supone un momento muy complicado para los jóvenes universitarios porque se suman varios elementos que pueden poner en riesgo su salud. A la presión de aprobar, se unen: la falta de tiempo, la acumulación del trabajo de meses y la concentración de muchas pruebas en apenas pocos días. Todo esto lleva a experimentar síntomas físicos y emocionales que, aunque en un principio puedan provocar preocupación, son perfectamente controlables.
La clave está en seguir una serie de pautas saludables para que la ansiedad y estrés no se apoderen del estudiante, de forma que puedan rendir más (y mejor) en esos días tan difíciles:
- Duerme, es fundamental. Uno de los principales errores que cometen muchos universitarios es sustituir las horas de descanso por el estudio para intentar sacar provecho al tiempo. Sin embargo, esta práctica lo que hace es que disminuya la capacidad de concentración y aumente la ansiedad. No dormir lo suficiente repercute además en el desarrollo intelectual y en el estado de ánimo. Unas ocho horas de sueño al día producen una sensación de estar más fortalecidos y con más disposición a asimilar conocimientos.
- Cuida la alimentación. Lo común para muchos en los días de exámenes, es comer en horas no adecuadas (como la madrugada) y recurrir a lo primero que se ve en casa porque no hay tiempo de cocinar. Pero lo recomendable es mantener siempre una dieta equilibrada que combine frutas, verduras, legumbres y alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3 (por sus efectos beneficiosos en el cerebro). Una pieza de fruta es la alternativa ideal si te da hambre entre horas. Los alimentos altos en grasas saturadas y azúcares hacen que las digestiones sean más pesadas, alterando el correcto funcionamiento del organismo y, por ende, afectando a la concentración.
- Practica algo de ejercicio. Aunque uno de los problemas en esos momentos es la falta de tiempo, siempre es recomendable hacer un poco de ejercicio durante el día para relajar los músculos. Caminatas de media hora todos los días te mantendrán lleno de energía y muy relajado.
- Desconecta un rato durante el día. Puedes aprovechar los momentos que vas camino a tu casa, en el autobús o andando, para charlar con los amigos, tomar un zumo en una cafetería que esté de camino o simplemente pensar en cosas que te hagan sentir bien. Esos breves instantes son vitales para despejar la mente y recuperar las fuerzas en jornadas de trabajo intensas.
- Ríe, es la mejor medicina. Cuando se viven momentos de tensión lo mejor es “echar unas risas”. Busca unos minutos con tus compañeros de estudio para contar algún chiste o recordar una anécdota divertida. Esto ayuda a despejar la mente.
- Organiza bien tus horas. Mantener una planificación permite tener una visión objetiva del trabajo que hay que hacer. La clave está en priorizar las tareas y establecer tiempos reales, teniendo en cuenta las actividades que sean más fáciles y más complicadas de realizar para ti.
- Busca un espacio agradable. El lugar donde se van a realizar las actividades académicas es fundamental para lograr los objetivos. Se recomienda siempre estudiar en habitaciones aisladas de ruidos y con luz natural porque es más uniforme y menos extraña para el cuerpo. De noche, la iluminación artificial indirecta que no sea tan intensa, de lo contrario, podría provocar fatiga.
Además el apoyo de los compañeros de clase, los amigos y la familia también es fundamental para conseguir pasar con éxito esta época de exámenes.