La sordera o pérdida de audición, también conocida como hipoacusia, es un problema de salud que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), padecen unos 360 millones de personas en todo el mundo.
En el marco de la Semana Internacional de las Personas Sordas, cabe recordar que se prevé que en 2050 ese número aumente hasta los 2.500 millones de personas con algún tipo de déficit auditivo. Por tanto, es importante conocer bien qué es la sordera y de qué forma podemos detectarla.
¿Qué tipos de sordera existen?
Es importante tener en cuenta que la pérdida auditiva no siempre es igual. De la misma manera en que nuestros ojos pueden tener distintos grados de miopía, hipermetropía, astigmatismo u otras afecciones, lo mismo ocurre con nuestros oídos. En general, podemos decir que existen 5 tipos de sordera en función del umbral de audición:
- Sordera leve: la pérdida auditiva es mínima, con un umbral de audición menor a 30 decibelios (dB). Es decir, se puede tener dificultades para escuchar sonidos suaves o distantes.
- Sordera moderada: en este nivel, la pérdida auditiva es más notable, con un umbral de audición entre 30 y 50 dB. Las conversaciones en entornos ruidosos pueden volverse complicadas.
- Sordera grave: en casos de sordera grave, la audición se ve significativamente afectada, con un umbral de audición entre 50 y 80 dB. Por tanto, se puede tener dificultades para percibir sonidos cotidianos.
- Sordera profunda: en esta categoría, el umbral de audición oscila entre 80 y 95 dB. La comunicación puede ser extremadamente difícil, incluso a volúmenes altos.
- Cofosis o anacusia: aquí, la audición está completamente ausente, con un umbral de audición por encima de los 95 dB. Las personas sordas totales dependen de medios visuales, como la lengua de signos.
Sin embargo, es importante saber que los tipos de sordera pueden clasificarse de otras maneras. Por ejemplo, según la ubicación de la lesión que provoca la sordera, existen 3 tipos de pérdida de audición:
- Hipoacusia de transmisión: esta forma de sordera se produce cuando se ve afectada la parte mecánica del oído, que incluye el oído externo y el oído medio.
- Hipoacusia neurosensorial o de percepción: en este caso, la lesión se localiza en la parte interna del oído.
- Hipoacusia mixta: se origina debido a distintas lesiones coexistentes que afectan a varias estructuras auditivas al mismo tiempo.
La sordera también se clasifica según el momento en el que comienza. Por ejemplo, existen las sorderas genéticas o hereditarias, que pueden manifestarse desde el nacimiento (hipoacusia precoz) o desarrollarse a lo largo de la vida (hipoacusia tardía).
De no ser genética, la sordera puede ser adquirida, es decir, provocada por causas patogénicas posteriores. En este caso, pueden ser de 3 tipos:
- Prenatales: cuando un agente patógeno afecta a la madre durante el embarazo.
- Perinatales: cuando la lesión ocurre durante el parto.
- Posnatales: cuando el daño se produce a lo largo de la vida.
En cualquier caso, la OMS se vale de la clasificación de déficit auditivo por decibelios para clasificar los grados de sordera. Cabe destacar que este organismo considera que una pérdida superior a 35 dB en el oído que oye mejor es motivo de discapacidad.
¿Cómo se puede detectar un déficit auditivo?
La detección temprana de la sordera es fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Estos son algunos consejos para detectar la pérdida de audición, ya sea en uno mismo o en un ser querido:
- Pedir repeticiones: estar constantemente pidiendo a las personas que repitan lo que dijeron podría ser un indicio de pérdida de audición.
- Dificultad en las llamadas telefónicas: si durante las llamadas telefónicas es resulta complicado entender lo que la otra persona está diciendo sin ver sus labios, esto podría ser una señal de pérdida auditiva.
- Problemas en reuniones sociales: si te sientes incómodo o cansado durante las conversaciones en lugares ruidosos, es posible que existan dificultades auditivas.
- Aumento del volumen: preferir un volumen de televisión, música o radio más alto que los demás suele ser un signo claro de que puede existir pérdida auditiva.
Si sospechas que tú mismo, algún familiar o persona cercana manifiesta estos síntomas, quizás sea recomendable consultar con un médico especialista, como el otorrinolaringólogo, para recibir la orientación adecuada.