Recibir a un cachorro en el hogar es un motivo de alegría, pero no debemos olvidar que criar a un perro conlleva responsabilidad. Comenzar a educar a un cachorro a la edad adecuada es básico para regular su comportamiento y crear un buen ambiente de convivencia.
Los perros son animales sociales y se sienten bien en un entorno con ciertas normas y jerarquía. La libertad excesiva y la falta de rutina pueden suponerle incertidumbre y estrés. Esto puede hacer que el animal desarrolle un mal comportamiento e incluso conductas agresivas.
Por otra parte, cuando son cachorros, tendemos a ser más permisivos y flexibles con las normas. Luego, cuando son adultos, estas normas cambian y el perro se siente confundido. No alcanza a comprender por qué ya no puede hacer las mismas cosas que solía hacer. Por este motivo, es importante inculcar normas y rutinas desde el principio.
Cuándo es el momento de educar a un cachorro
Al igual que los bebés, cuando los perros son muy pequeños, no tienen aún la capacidad suficiente para comprender normas. Es totalmente natural que su actividad se centre en comer, dormir y jugar. A medida que el animal se desarrolla, podrá empezar a comprender rutinas y normas sencillas. En este sentido, se recomienda comenzar a educar a un cachorro entre los 2 y los 4 meses de edad.
Estas primeras etapas no serán para enseñarle trucos, sino más bien rutinas y límites. Lo primero que deberá aprender es cuál es su papel dentro de la familia y a reconocer la autoridad.
A partir de los 2 meses, el perro ya puede comenzar a aprender a controlar la mordida, dónde debe dormir o dónde debe hacer sus necesidades. Más tarde, a partir de los 4 meses, puede comenzar el aprendizaje para hacer sus necesidades fuera de casa, pasear o respetar el espacio de las personas.
6 claves para introducir normas en la educación de tu mascota
Crear normas y rutinas básicas ayudará a que el perro tenga un desarrollo equilibrado y facilitará la convivencia en el hogar. Para introducir un aprendizaje, podemos apoyarnos en algunas directrices.
- Mantener la consistencia: desde el principio, diremos “no” firmemente cuando el perro haga algo que no queremos y premiaremos los buenos comportamientos. Es importante que el criterio para premiar y reprender sea siempre el mismo. Si no, el perro se confundirá y no sabrá dónde se encuentran los límites.
- Premiar el buen comportamiento: debemos recompensar el buen comportamiento con snacks, caricias o un tono de voz alegre. De esa forma, aprenderá que lo que hace es positivo.
- Enseñar alternativas: a menudo el cachorro realiza una acción porque tiene una necesidad. Si no queremos que haga esa acción, debemos ofrecerle una alternativa. Por ejemplo, si quiere mordernos porque le están saliendo los dientes o para jugar, debemos frenarlo. A cambio, podemos ofrecerle un juguete mordedor para perros.
- Esperar a que se tranquilice: a menudo el perro es ansioso a la hora comer o salir a pasear. En este caso, debemos para la actividad y esperar a que se calme para retomarla. De esa forma, aprenderá que ponerse ansioso no le conduce a su objetivo.
- Nunca usar la agresividad: tratar de enseñar a un cachorro puede afectar a nuestra paciencia. Sin embargo, nunca debemos dirigirnos al animal de forma amenazante, violenta o con castigos físicos. Con eso solo lograremos que nos tenga miedo y pierda la confianza.
Introducir normas conlleva paciencia y muchas repeticiones. No debemos frustrarnos si nuestro cachorro tarda más tiempo en aprender. Tampoco debemos darnos por vencidos si durante esta etapa no aprende todo lo que consideramos necesario. Los perros son sumamente inteligentes y pueden aprender durante toda la vida.
Recuerda:
- Durante los primeros meses, el cachorro debe aprender normas y rutinas básicas, no podrá aprender cosas más complejas.
- Debemos ser consistentes con las normas desde el principio para evitar la confusión del animal.
- Si nuestro cachorro no aprende todo lo que queremos en los primeros años, no debemos preocuparnos, los perros pueden aprender durante toda la vida.