El mal aliento es una condición desagradable, tanto para los que la padecen como para los que están a su alrededor. Tener mal aliento puede generar timidez y problemas de autoestima, incluso puede afectar a la manera de relacionarse con la gente.
En la mayoría de los casos este síntoma comienza en la boca, pero hay un pequeño porcentaje de pacientes cuya halitosis se debe a problemas digestivos.
¿Cuáles son las causas más comunes del mal aliento?
Hay dos tipos de halitosis, la transitoria y la persistente. La primera de ellas es puntual y suele producirse al despertar, o tras varias horas sin comer. Por el contrario, la segunda es un tipo de mal aliento que no logra solucionarse con métodos de higiene tradicionales, sino que necesita un tratamiento específico ya que puede ser el síntoma de otras enfermedades.
No obstante, hay más causas que pueden hacer aparecer la halitosis:
- Una mala higiene bucodental: no cepillarse los dientes, o el mal uso del cepillo, puede generar este problema ya que las bacterias proliferan en nuestra boca.
- El consumo de algunos alimentos como el ajo, el repollo o los refrescos azucarados, y de sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco.
- Algunos fármacos como los antidepresivos producen xerostomía (boca seca).
- Saltarse las comidas y llevar una dieta hipocalórica puede favorecer la aparición de este problema.
- Algunas patologías como las caries, las úlceras o las infecciones de faringe.
- Enfermedades digestivas, respiratorias o sistemáticas.
¿Cómo podemos combatir el mal aliento?
Existen una serie de hábitos que contribuyen a reducir este problema y que podemos adoptar en nuestra rutina diaria.
En este sentido, lo más importante es usar un cepillo de dientes adecuado, un buen dentífrico, seda dental y un colutorio mentolado. Y, lo ideal, es que nos lavemos los dientes al menos tres veces al día.
Además, en muchas ocasiones nos olvidamos de la higiene de nuestra lengua, y es principalmente la mayor causante del mal aliento. Sobre ella se acomodan cantidad de bacterias así que debemos usar un raspador de lengua para arrastrar toda la suciedad.
Podemos seguir una serie de hábitos que ayudan también a reducir este problema:
- Beber mucha agua para favorecer la hidratación de nuestra saliva, un limpiador natural.
- Comer cada tres horas, ya que el ayuno no es bueno para nuestra boca.
- Evitar respirar por la boca.
- Si el problema es digestivo, combatir el mal olor con infusiones de hinojo o anís.
- Algunos alimentos lácteos como el yogur disminuyen la cantidad de sulfuro de hidrógeno presente en la boca. El queso combate los ácidos de las comidas y equilibra el PH. Otro alimento estrella para combatir el mal olor bucal es el jengibre o el apio.
Si tras aplicar estas sencillas rutinas en nuestra higiene bucal, vemos el problema no desaparece, deberíamos ir a nuestro médico para ver cuál es el origen del mal aliento y qué podemos hacer para remediarlo.
Recuerda:
- El 90% de los problemas de halitosis se generan en la boca, aunque en algunos casos puede ser consecuencia de otras patologías más graves.
- Cepíllate los dientes tres veces al día y no olvides limpiar la lengua.
- El tabaco o el alcohol son dos sustancias que además de dañar nuestra salud, contribuyen a generar halitosis.