La calidad del aire se refiere a la composición química y la cantidad de partículas en el aire que respiramos. Cuando la es buena, el cielo está claro y, por lo general, solo contendrá pequeñas cantidades de partículas y contaminantes. En cambio, si empeora, puede entrañar riesgos para el medioambiente y nuestra salud.
La calidad del aire se describe de acuerdo con el Índice de Calidad del Aire (ICA), que se basa en la concentración de contaminantes presentes en un lugar concreto.
¿Qué es el Índice de Calidad del Aire (ICA)?
El Índice de Calidad del Aire (ICA) es una herramienta utilizada para medir la calidad del aire en un área específica. El ICA se basa en los niveles de varios contaminantes atmosféricos, que tienen un máximo recomendado. Los contaminantes que se consideran en el índice son:
- PM10: son pequeñas partículas de polvo, cenizas, hollín, o incluso polen, cuyo diámetro es inferior a las 10 micras.
- PM2,5: son partículas muy pequeñas suspendidas en el aire que tienen un diámetro de menos de 2,5 micras. La materia incluye sustancias químicas orgánicas, polvo, hollín y metales.
- Ozono troposférico: es el ozono que se encuentra a nivel del suelo, también conocido como “ozono malo” por sus efectos negativos sobre la salud.
- Dióxido de nitrógeno: se trata de un contaminante atmosférico, cuya fuente fundamental es el tráfico rodado.
- Dióxido de azufre: es un gas que genera, sobre todo, el sector industrial, y que puede provocar irritación ocular.
El ICA se utiliza para clasificar la ideonidad del aire en diferentes niveles, desde “buena” hasta “extremadamente desfavorable”. Los colores, que van del azul al morado pasando por el amarillo, se utilizan para indicar los diferentes niveles, ofreciendo una información muy útil para proteger nuestra salud.
¿Por qué es importante?
La calidad del aire puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar. La exposición a las partículas contaminantes puede aumentar el riesgo de enfermedades, especialmente, las respiratorias, como el asma, la bronquitis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Además, la exposición a la contaminación atmosférica puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer.
Los niños, las personas mayores y las personas con enfermedades preexistentes son particularmente vulnerables a los efectos de la contaminación atmosférica. Por eso es importante tomar medidas para reducir la exposición a la contaminación atmosférica. Esto puede incluir evitar el ejercicio al aire libre durante períodos de alta contaminación atmosférica o usar filtros de aire en interiores.