La sequía es un fenómeno climático transitorio que ocurre en todo el mundo y que afecta a la disponibilidad de recursos hídricos, necesarios para la vida. Las sequías son cada vez más frecuentes y con efectos más graves como consecuencia del cambio climático, especialmente, debido el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias.
Las sequías se han convertido en uno de los desafíos climáticos más inmediatos a los que nos enfrentamos por cómo afecta al medio ambiente, pero también a la salud humana.
Efectos de la sequía en la calidad del agua
Durante una sequía, la reducción del caudal de ríos puede aumentar la concentración de contaminantes en el agua y el estancamiento de las mismas. Esto, junto con el incremento de la temperatura del agua en lagos y embalses, que reduce los niveles de oxígeno, afecta directamente la vida acuática y la calidad del agua que bebemos.
Por otro lado, la falta de precipitaciones y la evaporación del agua superficial también afectan a las reservas de agua subterránea, un recurso vital para muchas regiones. Si las reservas no se reponen a un ritmo adecuado, pueden comprometer el suministro de agua potable.
Problemas con nuestra alimentación
La sequía acorta la temporada de cultivo y fomenta la infestación de insectos y enfermedades en los mismos. Esto puede reducir la producción agrícola, aumentar el precio de los alimentos y, por tanto, fomentar una alimentación nutricionalmente inadecuada. Además, el ganado puede sufrir de malnutrición y enfermedades durante las sequías, lo que afecta la producción de alimentos de origen animal.
La afectación en la calidad del aire
Las condiciones secas y polvorientas, junto con los incendios forestales, pueden afectar gravemente la calidad del aire. El aumento de partículas en suspensión, como el polen, el humo y los hidrocarburos, pueden irritar las vías respiratorias y agravar enfermedades crónicas como el asma.
Impacto de la sequía en las enfermedades
La disponibilidad de agua es crucial para la limpieza, el saneamiento y la higiene, debido a que reducen la propagación de muchas enfermedades. Virus, protozoos y bacterias pueden contaminar tanto las aguas superficiales como subterráneas y aumentar la incidencia de enfermedades infecciosas gastrointestinales y respiratorias. Paralelamente, el uso de agua reciclada (por la limitación al recurso) en la agricultura puede contaminar los alimentos con patógenos como E. coli ysalmonella.
En este sentido, la mala calidad del agua y del aire pueden afectar negativamente a personas con enfermedades crónicas y sistemas inmunitarios débiles. Además, el acercamiento de animales en busca de agua a zonas donde viven los humanos puede aumentar la probabilidad de contraer zoonosis. Por último, el estancamiento de agua puede crear ambientes propicios para la proliferación de mosquitos, que pueden transmitir el virus como el del Nilo Occidental.